Thursday, September 25, 2008

De cuando me pongo de mal humor:

Me mandaron este chiste.

Agradezco mucho la atención a quien me lo envió y aprecio la valiosa intención de hacerme reír, pues me parece que la risa remedia muchos males... pero vean nomás:

Un hombre muere y va a la infierno.

Allá descubre que hay un infierno por cada país y va al primero que se encuentra, el Alemán, y pregunta: y ¿qué te hacen acá?

Le contestan: acá primero te ponen frente a un foco por una hora, luego en la silla eléctrica por otra hora, luego te acuestan en una cama de clavos por otra hora, y el resto del día viene el diablo alemán y te da latigazos.

Al hombre no le gusta nada, y se va a ver en qué consistían los demás infiernos. En todos los demás hacían lo mismo, cuando ve que hay cola para entrar al infierno mexicano. Pregunta: y ¿qué hacen acá?

Le contestan: acá primero te ponen frente a un foco por una hora, luego en la silla eléctrica por otra hora, luego te acuestan en una cama de clavos por otra hora, y el resto del día viene el diablo correspondiente y te da latigazos.

Pero es exactamente lo mismo que en los otros infiernos, contesta el hombre, ¿y por qué aquí hay tanta gente queriendo entrar?

Porque nunca hay luz, la silla eléctrica no sirve, los clavos de la cama se los robaron y el diablo mexicano viene, firma y se va.

Pues no me gustó el chiste, lo siento mucho pero no me da ni poquita risa pensar de esa forma sobre mi país. No me apena ser la aguafiestas, porque considero que en el momento en que estemos convencidos de que ésta es tierra donde no vale la pena involucrarnos profundamente para mejorarla, estamos perdidos.

Baste recordar que lo que hoy es México ha sido habitado por culturas científicamente brillantes, luchadoras sin cansancio y capaces de dejar su huella por milenios, para no permitirnos nunca dudar de lo que somos capaces de hacer: somos capaces de levantar ciudades y civilizaciones enteras una y otra vez, a pesar de lo que venga.

Lo que ha pasado en los cuatro, casi cinco, siglos más recientes no es nada comparado con los miles de años que tienen nuestros antepasados habitando esta tierra. Quizás la diferencia estribe en que la habitaron con orgullo, y muy convencidos de su grandeza.

Griten México mexicanos, siéntanse orgullosos. Tenemos infinitas razones para estarlo.

Jalemos unidos mexicanos! Nuestra historia nos lo reclama, no podemos ser una generación que haya olvidado de dónde viene, lo que realmente es.

Es Ahora, y es Hoy cuando nos toca. No es responsabilidad de nadie más.